Carissa es un solitario de diseño exquisitamente sutil en el que sus finas bandas, cubiertas de 12 diamantes a cada lado, recorren caminos aparentemente divergentes, que sin embargo confluyen casi por fortuna en el diamante central que sostienen y que las une.
El efecto final es un anillo innovador, delicado, y muy romántico, con un potente simbolismo que lo hace especial para expresar el valor adicional que le confiere a un noviazgo una historia que parece marcada por el destino.