La Moissanita es una gema nacida de las estrellas, y que brilla como una, y es por eso que se está convirtiendo en una alternativa sustentable y accesible para alhajar joyas de alto impacto.
Esta piedra natural fue descubierta en cantidades microscópicas por el científico francés Henri Moissan, quien más tarde ganaría el Premio Nobel de Química. Moissan creyó haber encontrado diamantes al excavar el cráter de un meteorito en Arizona en 1893, pero luego de estudiarla determinó que se trataba en realidad de carburo de silicio.
La escasez de yacimientos hizo que la comunidad científica dudase por años de la existencia de este mineral en forma natural en la Tierra, pero luego de muchos estudios practicados sobre las pocas muestras encontradas, se determinó que esta rareza se debía al origen extra-terrestre del mineral, que sólo se encuentra en lugares de impacto de meteoritos.
Debido a esto, la moissanita se produce hoy en laboratorio, impulsada por las interesantes aplicaciones que tiene debido a sus características físicas especiales, que rivalizan con las más preciadas gemas.
La Moissanita dispersa la luz como ninguna otra piedra preciosa, dándole a su brillo hermosos toques de arcoiris, en especial bajo la luz del sol.
Lo mismo ocurre con la brillantez de la Moissanita, es decir, su capacidad de refractar la luz blanca, que es bastante mayor que la de gemas como el rubí, el zafiro y la esmeralda, y supera incluso al diamante.
En caso de pérdida, una Moissanita es mucho más fácil de reemplazar y más económica que un diamante de la misma talla.
Al ser producida en laboratorio, es muy fácil de rastrear su fuente, y muy improbable que provenga de lugares en conflicto o producto de la explotación humana.
La dureza de la Moissanita sólo es superada, por poco, por el diamante, es decir, sólo un diamante puede rayarla, y tomaría muchísima fuerza dañarla con un golpe. Esto la hace ideal para joyas que se usan todos los días, ya que no hay riesgo de dañarla y podrá durar muchos años.
Indudablemente, para algunas personas, el principal impacto de su anillo de compromiso está en una gran gema central, y la Moissanita lo hace más fácil, ya que que tiene un precio por kilate más bajo que otras gemas.
Las Moissanitas son creadas en laboratorios de alta tecnología, por lo que no requieren de procesos de minería. Debido a esto, tienen una huella de carbono mucho menor a la de otras gemas, con un menor impacto ambiental.
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